El número de fallecidos por el tornado que azotó el viernes el estado de Paraná, en el sur de Brasil, ascendió a seis este sábado, según informaron las autoridades locales. Además, más de 430 personas resultaron heridas y miles de viviendas quedaron destruidas.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva manifestó su pesar a través de las redes sociales, donde expresó su solidaridad con las víctimas y sus familias. El mandatario anunció el envío de personal especializado en catástrofes y reconstrucción, así como equipos de emergencia del Servicio Único de Salud (SUS) para asistir en la zona afectada.
Por su parte, el gobernador de Paraná, Carlos Massa Ratinho Junior, decretó el estado de calamidad pública con el objetivo de agilizar la llegada de recursos destinados a la reconstrucción y a la atención de los damnificados.
La tormenta, que comenzó el viernes por la tarde, arrancó techos, derribó postes eléctricos y destruyó viviendas, dejando un panorama desolador. Los equipos de rescate describieron la situación como “una zona de guerra”. Según la prensa local, alrededor del 80 % de la ciudad de Rio Bonito do Iguaçu, de unos 14.000 habitantes, resultó destruida. También se reportaron daños importantes en Candói, Laranjeiras do Sul y Guarapuava.
Durante la noche del viernes, más de 3.000 hogares quedaron sin electricidad y el servicio de agua potable también fue interrumpido. Las autoridades instalaron un hospital de campaña para atender a los numerosos heridos.
El Sistema Meteorológico de Paraná (Simepar) clasificó preliminarmente el tornado como de categoría F2, con vientos de entre 180 y 250 kilómetros por hora. El fenómeno formó parte de un ciclón extratropical que también provocó daños en los estados vecinos de Rio Grande do Sul y Santa Catarina, mientras las lluvias se extendieron hasta el sudeste, alcanzando incluso al estado de San Pablo.